Moriarty y Carmine se encontraron de bruces con una imagen del Apocalipsis. El edificio íntegro en ruinas. Sólo se veían pequeños esbozos de los pilares en los que se asentaba.
El aire que les rodeaba era un soplo infernal de calor, cenizas, y un olor agrio que les costaba identificar. Una voz femenina les llamó por su nombre. Giraron sus cabezas y allí estaba, Cordelia.
No era fácil de entender como podía ser que ella estuviese absolutamente impecable, entre tanto destrozo y caos. Su vestido negro, elegante, resaltaba con la cazadora militar que llevaba en los hombros. Ese toque castrense le proporcionaba un carácter más imponente.
Ella se giró y dio por hecho que los dos la seguirían. Así fue. Carmine y Moriarty la siguieron hacia el edificio de enfrente. Un bloque de oficinas vacío por la convulsión del incendio del Museo Británico. Sus ocupantes habían salido por las vías de emergencia y se encontraban, o bien hospitalizados por el humo y el trauma, o bien en la calle observando el espectáculo.
Cordelia avanzó hacia una pequeña puerta y se adentraron en una oficina vacía. Sin decir una palabra, hizo un gesto con la mano y se sentaron en unas sillas de reunión.
Cordelia: Como ya habréis comprendido, este incendio no es casual. He hablado con la policía y con los expertos y sus datos son escasos y frágiles. Sin embargo la mano del hombre se vislumbra entre ellos. Estaréis pensando que la Orden del Ibis Negro está detrás de ello. Pues nada más lejos de la realidad. A la orden no le interesaba la pérdida de este lugar de estudio. Yo estoy convencida de que, o bien es un círculo interior y secreto dentro de la propia orden el que ha actuado por su propia cuenta, o, y me cuesta decirlo, un agente mucho más oscuro el que ha actuado sigilosamente…
Moriarty y Carmine apenas sabían qué decir. Les sobrepasaba la situación. O por lo menos eso daban a entender…
Si no había sido la Orden del Ibis Negro la que había incendiado el Museo Británico, ¿Quién podría tener interés en ello?
Desde España: José María Agüeros es abogado, trader y amante del arte.
En su faceta de escritor vocacional, cada lunes nos deleita con un nuevo capítulo de la apasionante trama de Essaouira, La Orden del Ibis Negro.