Nirvana a ras del suelo
Con su característico estilo rico en imágenes maravillosas y sin utilizar mayúsculas ni puntuación, Javier
Mi segundo papá, Ricardo, se sentaba cada día a leer el diario. Iba pasando las páginas y parecía que disfrutaba. Yo tenía 5 años y me moría de envidia. Solo veía rayitas negras de garabatos retorcidos. Era un mundo al que no podía acceder. Y me puse manos a la obra para desentrañar ese misterio. Abreviando, lo conseguí bastante rápido. Cuando entré en 1º grado ya sabía leer. Algo que en 1969 no era frecuente. Obvio que me enamoré de las letras y después de las palabras. Pero no sé si amo escribir, solo sé que lo necesito. Porque tiempo más tarde acabó convirtiéndose en una razón de vivir. Tanto que ahora, después de tantos años, puede que sea la única que me queda.
Vivencias personales por supuesto. Y vivencias ajenas que observo. O creo observar. En cuanto a la imaginación, bueno, es que se puede vivir sin ella?
Me encantaría publicar, auto o no auto, pero no sé como hacerlo... jajajajja
Con su característico estilo rico en imágenes maravillosas y sin utilizar mayúsculas ni puntuación, Javier
Javier Ordóñez Cruz escribe desde niño, siempre acompañado por sus libretas degrana el mundo en