‘La idea de crear la saga familiar Cielos de miel y barro comenzó a gestarse en 2007, cuando mi abuela materna me transmitió su anhelo por volver a la tierra.
Inés Gestoso Sandín
“He enterrado a mis padres, a todos mis hermanos, ¡incluso a dos hijos! El cuerpo me pide tierra, ya no pinto nada aquí…”
En ese momento, aunque le quedaba mi madre y un puñado de nietos, empaticé con su dolor, imaginé mi mundo sin todas las personas que lo llenaban y pude comprender el peso que acarrea toda una vida.’
Inés Gestoso Sandín nace en Zamora y se cria en Villaveza de Valverde. En el seno de una familia humilde, muy joven, a los 10 años debe incorporarse al entorno laboral, hecho que provocó que Inés madurase a edad muy temprana, algo que se plasmó en sus inicios literarios.
En 2018 publica la primera entrega de Cielos de miel y barro: Ley de vida. A éste le seguirán Los ecos del tiempo, En tiempos de miseria y, en recién publicada en 2020, la cuarta parte de esta saga familiar, Resignación.
Hemos tenido el placer de charlar con Inés sobre el proceso creativo y sobre el alma de Cielos de miel y barro, una saga histórica que atrapa al lector desde sus primeras líneas.
La entrevista
Inés, tenemos 3 preguntas que siempre hacemos a nuestros entrevistados, la primera de ella es: ¿puedes compartir con nosotras un olor y un sabor que te reconforte o con los que te identificas?
Me encanta el olor a tierra húmeda y a hierba recién cortada, me trasporta al monte de mi pueblo, a los paseos de mi infancia. No puedo dejar de mencionar que me apasiona el olor del papel. Se lo he oído a más gente, eso de que es irrefrenable la necesidad de oler el papel antes de empezar la lectura, como el previo al momento de trasportarse.
En cuanto al sabor, esté donde esté, lo pruebe donde lo pruebe, el relleno de cocido me traslada a la cocina de mi niñez, a la comida de los sábados. Sigo viendo a mi madre, con el delantal puesto, añadiéndolos a la sopa. Un cocido nunca es cocido sin un buen relleno.
¿Cómo llegó la escritura a tu vida?, ¿qué te aporta?
Tenía doce años. Mi mejor amiga, única niña de mi edad, abandonó el pueblo junto a su familia buscando mejor provenir. Su ausencia trajo consigo mi apego a las letras. Como no había más niños con los que jugar, empecé a entretenerme con cuadernos en blanco y lápices de colores, hasta crear pequeños cuentos ilustrados. Aún conservo un cuaderno de aquella época. He compartido algunas fotos con mis lectores en mi página web, por si despierta la curiosidad de alguien.
¿Qué me aporta la escritura? Es uno de los pilares que sostienen mi vida, forma parte de mi identidad. Además, la escritura me otorga el poder de la omnipresencia y la omnipotencia, en mi mano está la posibilidad de crear miles de mundos posibles: escenarios variopintos, tramas diversas, personajes dispares… y las palabras construyen emociones. El que escribe es el primero en emocionarse. Si el autor no sintiese nada, no tuviese nada que decir, ¿qué sentido tendría la escritura?
Dices que Cielos de Miel y Barro comenzó a gestarse tras una conversación con tu abuela… ¿Puede una frase, unas pocas palabras ser el origen de una saga histórica que consta de 4 tomos, por el momento? O quizá, ¿esa conversación fue más bien el impulso de las vidas de unos personajes que ya vivían en ti?
Sí, una frase puede impulsar toda una saga familiar, una frase tan lapidaria como “El cuerpo me pide tierra”. Que una persona que amas te confiese algo semejante no deja de provocarte cierta conmoción. Necesité encontrar el sentido a esas cinco palabras y lo hallé en las conversaciones con mi abuela materna, su experiencia inspiró Cielos de miel y barro.
¿Qué puede esperar el lector de Cielos de Miel y Barro?
Pretendo trasladar al lector a otro momento de la historia, al momento de mesa camilla y brasero, de vela en el alfeizar de la ventana, al momento de rescatar esos recuerdos que nos hablan de cómo fuimos, del lugar del que venimos. El lector de Cielos de miel y barro puede esperar emociones, anhelos, pasiones, también recapacitará en muchos momentos. Cielos de miel y barro narra la misma vida, pero en una zona rural 100 años atrás.
Con títulos como En tiempos de miseria, Resignación, Ley de vida, los Ecos de tiempo… ¿Hay lugar para el amor, la magia, la luz en la España que describes?
Sé que los títulos llevan un poco al desaliento, pero hay lugar para la esperanza en cualquiera de las cuatro partes. Del mismo modo, el amor es uno de los temas universales que no pueden dejar de tratarse. En Cielos de miel y barro hay historias de amor impulsivas, enfermizas, dañinas; las hay pacientes, casi reverenciales; estereotipadas, impuestas por las circunstancias, condenadas a la infelicidad… pero también las hay pasionales, enriquecedoras, dulces… tan puras que superan el vacío de la muerte. Con una galería de personajes tan extensa, tengo muchas variantes de historias de amor.
¿Cuáles son los roles de las mujeres de tu saga, tanto a nivel familiar como social? ¿Qué pensarían de la situación actual de la mujer en nuestra sociedad?
Hay que tener en cuenta que Cielos de miel y barro se ambienta en una época en la que seguía existiendo una educación machista, tanto en el seno familiar como en el académico. Obviamente, Cielos de miel y barro refleja esta influencia, pero sus personajes femeninos están dotados de su propia idiosincrasia.
Por ejemplo, Celerina, es la columna que sustenta la casa familiar, es valiente, decidida, trabajadora. No duda en dar los mejores consejos a sus hijos, incluso piensa en imponer su ley para que no sufran. Gran defensora de las costumbres y rituales religiosos.
Vicenta tal vez sea el personaje femenino más avanzado a su tiempo. Su vocación profesional la llevó a retrasar su matrimonio hasta encontrar a la persona capaz de entender que nada la separaría de las aulas. Gran amante de la cultura, sus elecciones la ponen en boca de una sociedad que no acepta a la mujer independiente y trabajadora.
Son sólo dos ejemplos, pero reflejan a la perfección los posibles escenarios a los que debía enfrentarse la mujer en una época hecha a medida de hombres.
Respecto a lo que pensarían de la mujer actual, me gustaría inclinarme a creer que estarían orgullosas de los progresos conseguidos en materia de igualdad de género, pero siento que no sería la realidad. Mi abuela materna, la persona que inspiró esta saga, fue una mujer machista que no toleraba que un hombre pusiese la mesa o fregase los platos. No se lo reprocho, la educaron de ese modo. Pero no se me olvida la forma en que nos miraba cuando “permitíamos” que nuestros maridos hiciesen en su hogar “cosas” que ella calificaba “de mujeres”. Aquellos, realmente, eran otros tiempos. Eso es lo que hace realmente interesante a la saga.
La saga comienza con una niña que nace muerta pero es revivida por su matrona… Esa especie de segundo nacimiento contra toda previsión, ¿determinará el resto de su vida?
La determina desde el mismo momento en que sobrevive porque, por ley de vida, está condenada a ir viendo partir a todos los suyos. También le tocará despedirse de los que (por ley de vida) no hubiese correspondido, cargando un peso a su existencia difícil de sobrellevar. Además, hay que tener en cuenta el difícil periodo histórico que le tocó vivir.
Inés, ¿qué autores te han inspirado o han influenciado tu obra?
Mi obra no la inspiró ningún libro en concreto, ningún autor. Cielos de miel y barro se inspira en los relatos de mi abuela materna. Se trata de una generación tan resiliente que cuenta con anécdotas para llenar miles de páginas. Por supuesto, he leído libros sobre el modo de vida de la época. Destaco a Juan Eslava Galán.
Si tuvieses que elegir 3 libros que han marcado tu vida, ¿cuáles serían?
Me resulta complicadísimo elegir sólo tres libros, ¡podría decirte tantos!
De muy pequeña, yo fui de las que descubrió el mundo con Teo, de Violeta Denou, me fui de vacaciones con él, fui al circo, me subí en avión, aprendí a lavarme los dientes… Ya más niña, Las aventuras de la mano negra, de Hans Jürgen Press, me atrapó por completo. Eso de poder formar parte de la resolución de los misterios te impulsaba a leer de forma frenética. Mi adolescencia la marcó Rebeldes, de Susan Hinton. Y, ya entrando en la vida adulta, si tengo que elegir a alguien, me quedo con Chufo Llorens, con cualquiera de los libros de su bibliografía, aunque destacaría especialmente Te daré la tierra y La ley de los justos, me parecen obras extraordinarias, de las que te dejan una honda melancolía al concluirlas.
Otra de nuestras preguntas habituales, ¿puedes decirme un detalle sin valor económico que te haga sumamente feliz?
El tiempo es el bien más preciado que tenemos, de hecho, estamos trabajando toda una vida hasta poder disponer de él plenamente. El tiempo con los tuyos, escurrirlo de donde haga falta, es lo que más puedo valorar. Ahora, en este momento de la historia en que pretenden educarnos en los desafectos, echo en falta ese tiempo junto a los míos más que ninguna otra cosa en el mundo, echo en falta sus besos, sus abrazos, las largas conversaciones de sobremesa… sólo pido tiempo, para disfrutar de todos ellos.
Vivimos en una época complicada para la literatura, una época en la que mucha gente celebra incluso no haber leído un libro en su vida… En este contexto, ¿cómo podemos incentivar la lectura en nuestra sociedad? ¿Crees que es posible que llegue un momento en el que los libros desaparezcan?
Pues el que celebre algo así alardea de su ignorancia. Como dijo George R.R. Martin, un lector vive mil vidas antes de morir, aquel que nunca lee sólo vive una. También debo decir que vivimos en una sociedad en la que ciertos valores parecen en decadencia. En la era de la información, las plataformas sociales pueden ser un gran aliado o todo un rival. Ya no sólo es que la imagen esté apartando a la palabra, es que también parece premiarse más al necio que al instruido.
Hoy en día, el acceso a la lectura es público y gratuito, existen maravillosas bibliotecas repartidas por todo el territorio nacional que ponen al alcance del ciudadano un variado fondo literario sin coste alguno. Pienso que el único modo de incentivar la lectura es desde la educación en el núcleo familiar. ¿Cuántas veces aprendemos por imitación? Los niños tienen que ver leer a sus padres, para inculcarle un hábito lector desde la infancia; enseñarles a entender la lectura como algo placentero y divertido, que no está reñido con lo didáctico ni con la opción de hacerlo en familia. Si en todos los hogares de España se practicase la lectura en familia, el gremio literario no estaría en decadencia.
La impresión ha evolucionado mucho desde La Biblia de Gutenberg. Nunca he sentido en riesgo a los libros, siento en riesgo el valor y la calidad de la cultura.
En ese sentido, ¿qué podemos hacer para incentivar la lectura en nuestro entorno?
Ojalá se hablase de lectura en el ámbito social como se habla de fútbol, de política o del programa televisivo de moda, pero estamos muy lejos de llegar a eso.
Pienso que crear clubs de lectura, comunidades o coloquios literarios es una forma de incentivar a la lectura. Una conexión social participativa en la que se habla de literatura. Siempre está la opción de invitar a amigos. La lectura como plan social, aunque no estén los tiempos para eso.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Continuarás con Cielos de Miel y Barro?
Resignación (que salió a la venta hace menos de un mes) es la cuarta y última parte de la saga familiar Cielos de miel y barro. Podría haber estado escribiendo sobre sus personajes mientras me restara vida, pero no forma parte de los proyectos que tengo en mente. No puedo negar que, tal vez, dentro de unos años, vuelva a narrar las desventuras de cualquiera de sus personajes.
Aunque son cuatro los libros que tengo editados, todos históricos, ya tengo otro en movimiento (postulando en concursos literarios) y otro más al que apenas le falta el epílogo, ambos históricos también. Pero debo confesaros que me apetece probar con otro género, escribir sobre otros temas. Ni que decir tiene que la grave crisis sanitaria que estamos atravesando ha resultado una gran fuente de inspiración.
Inés, ¿cuál es ese sueño confesable que te queda por cumplir?
Una buena pregunta cuya respuesta espero que se reflexione. Mi sueño, después de cuatro libros editados, simplemente consiste en llegar a ser escritora, nada más.
¡Muchas gracias!
¡Gracias a vosotros, un placer!
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