Con gestos torpes y algo desvanecidos Carmine y Moriarty se acercaron al altar. El hombre de la voz y el sillón les indicó con el dedo que se sentasen en unos pequeños y minúsculos taburetes forrados en rojo.
Caballero de la voz:” Tened presente que la Orden del Ibis Negro tiene ojos y oídos, Nada queda fuera de su conocimiento. Todo lo que acontece en este mundo es de ” su propiedad ” y no olvidéis que también tiene manos para ejecutar las órdenes del Consejo.
Os he hecho traer aquí con el fin de que seáis testigos de las decisiones que se toman en este Nuevo Orden. Nada de lo que tenéis seguro en cuanto al poder en este mundo es real.
No son los gobiernos de los países del primer mundo, ni las multinacionales, ni las grandes empresas, ni, por supuesto esas organizaciones internacionales que tanto amáis, las que ejercen el Poder.
El Poder Real está depositado en el Consejo y éste es absolutamente inaccesible para el ser humano de a pie. Es el Consejo el que decide qué país es títere y qué país domina.
Ninguna decisión política económica cultural o de cualquier índole, es ajena a lo deliberado en el consejo del Ibis Negro. Y sois vosotros dos los que deberéis ejecutar una de las últimas órdenes.“
Carmine quiso alzar la voz. Sin embargo de su boca no salió ni siquiera un gemido. Algo le impedía articular palabra. Una voz interior le hacía guardar silencio.
Desde España: José María Agüeros es abogado, trader y amante del arte.
En su faceta de escritor vocacional, cada lunes nos deleita con un nuevo capítulo de la apasionante trama de Essaouira, La Orden del Ibis Negro.