Pasos lentos y rítmicos en la habitación de al lado. Exactamente cada tres pasos se hacía un silencio y el sonido de una bola al caer dentro de la bolsa de balotaje interrumpía el reposo.
Se sucedieron 12 paradas hasta el punto de llegada final. En ésto, el crujir de un sillón al levantarse un cuerpo, produjo un ronco sonido de sillas al separarse. Bien se podía distinguir a 12 caballeros en la sala contigua y que los 12 se habían levantado.
Durante unos minutos eternos para Moriarty y Cordelia, su futuro inmediato se estaba decidiendo.
Cuando solo esperaban la sentencia la puerta se abrió y entraron dos de los caballeros. Uno de ellos portaba en la mano un sobre lacrado. El otro un portafolios de viaje.
Uno de los caballeros les dijo: ” Deben portar este sobre lacrado y este portafolios en su viaje hacia el aeropuerto. Pero en un avión exclusivamente para ustedes. Su destino es la Ciudad del Vaticano. La votación ha sido secreta y por lo tanto el resultado también pues no deben saber cuál ha sido el designio”.
Irán a Roma a entablar audiencia con el Sumo Pontífice. “No se preocupen por la petición de día y hora. Nosotros la solicitaremos desde aquí.”
Cordelia: “Debemos saber cuál es el sentido de la votación. No podemos mantener ese estado de angustia hasta que lleguemos a la Ciudad del Vaticano Si la sentencia es a muerte cuando se va a ejecutar”.
Además es muy injusto. ¿Por qué y de qué se nos acusa?
Uno de los caballeros se acercó a Moriarty y Cordelia, les miró de frente y les comunicó lo siguiente: “De haber dado muerte al maestre Carmine. De haber dado a conocer los secretos de la orden del Ibis Negro“.
De haber conspirado contra el Sumo Pontífice. Por lo tanto de haber puesto en riesgo el orden mundial”
El otro caballero se puso detrás de Moriarty y Cordelia. Los dos sintieron un fuerte golpe en su cabeza.
Los dos fueron sujetados antes de caer al suelo.
El primer caballero dió una orden:
“Introducirlos en nuestro coche y llevadlos al aeropuerto. La decisión está tomada.”
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Desde España: José María Agüeros es abogado, trader y amante del arte.
En su faceta de escritor vocacional, cada lunes nos deleita con un nuevo capítulo de la apasionante trama de Essaouira, La Orden del Ibis Negro.