Essaouira, la Orden del Ibis Negro
Capítulo XXI


El camarero también apreció el mutuo conocimiento. En la bandeja traía apoyado un bloc de notas. En un movimiento experto, sacó una pluma de su bolsillo y escribió una nota. La recogió en dos pliegues, y se la entregó a Cordelia. Ella la recogió con cierta ansiedad, y cuando alzó la vista para darle las gracias, el camarero había desaparecido.

Moriarty preguntó: ¿Conoces a ese hombre? ¿Desde cuándo? ¿Qué dice la nota?

Cordelia afiló su vista en las breves líneas, alzó la cabeza dirigiendo la mirada a Moriarty.

Cordelia: Querido amigo. Debemos dirigirnos al departamento 36. Allí nos espera este caballero.

Los dos se levantaron a un tiempo, aunque Moriarty hizo un gesto con la rodilla como de molestia. Los años no perdonan pensaba él.

Con paso rápido se dirigieron al comienzo del vagón. Cordelia giró la manecilla de la puerta y se introdujeron en el siguiente.

Este elemento del tren se distinguía perfectamente del anterior: un pasillo estrecho, ventanas a la izquierda, y compartimentos a la derecha, señalizados con una placa dorada.

Observaron de reojo los números adosados a cada puerta hasta que se toparon con el 36.

Cordelia tocó con los nudillos la puerta, una, dos y tres veces.
Como no contestaban, abrió el pestillo con firmeza. El departamento estaba iluminado exclusivamente con dos lamparillas en una mesa. Dos pequeñas sillas se interponían en su camino, y al fondo, el camarero, que se había desprovisto de su levita dejando ver su camisa de un negro inmaculado.

Camarero: !!! Moriarty y Cordelia!! Me alegro infinito de encontraros en mi camino. Sabéis que pertenezco al Claustro, y éste se debe reunir en una de las criptas de la iglesia de Santa María de Edimburgo. Vosotros debéis acompañarme. El Claustro no admite una negativa. Supongo que sabéis lo que eso significa. O entráis y pertenecéis al plan o deberéis desaparecer.

Santa María de Edimburgo | Peter H

José María Agüeros, abogado y escritor vocacional nos traerá cada lunes un nuevo capítulo de este folletín.

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