Japón lleva años siendo un país de moda, Patro Marco nos explica porqué

Puedo afirmar sin temor a equivocarme que Japón es uno de mis destinos favoritos y a pesar de que suelo visitarlo al menos dos veces por año, nunca, nunca me canso de él y siempre, siempre descubro una parte del País que desconocía. Sin duda no debes perdértelo por muchas razones ¿Por ejemplo?

Su gente: protocolaria pero amable en grado sumo.

Su gastronomía: ¡te puedo aseverar que me encanta todo de ella! Ramen, soba, kushiage o incluso para los más atrevidos el Fugu o pez venenoso (tranquilo si lo degustas en los Restaurantes oficiales no hay peligro).

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Su estilo de vida: son gente calmada, metódica y afable.

Y como no, sus jardines como el Hama Rikyu Koen o los del Palacio Imperial, la arquitectura típica de los templos que no defrauda como el Higashi Hongan-ji o el famoso Rokuon-ji o más conocido como Pabellón Dorado…

Y porqué no incluso sus bellos castillos como el de Osaka o Matsumoto que contrastan tanto que no nos dejan indiferentes a nadie…

Cada año aumentan los viajeros que quieren vivir Japón y si hay un común denominador es que todos ellos miran con los ojos bien abiertos y con una mezcla de fascinación, curiosidad e ímpetu la cultura, forma de vivir y el País en sí.

Un País que marida perfectamente el pasado, el presente y por supuesto el futuro, como si de un buen vino se tratara y por ende con matices infinitos. Atrás quedaron los típicos lugares para ser visitados como Kyoto, Miyajima, Osaka y Tokyo, que si bien, son los lugares más conocidos, no los únicos que merecen ser contemplados.

Un Japón diferente

Islas tan atractivas como las del archipiélago de Okinawa donde los exquisitos lugares de descanso dan paso al descanso y el relax de masajes ancestrales rodeados de arena fina y mar turquesa con olor a salitre y libertad. Otras muchas de ellas desconocidas como las Islas de Miyako o Ishigaki.

Rutas de Japón tan desconocidas como más exclusivas que invitan a la desconexión total y el encuentro con uno mismo conjugando montaña y mar como mi preferido: el Monte Yoshino, o la más desconocida ciudad costera de Niigata.

Y en mi último viaje descubrí el refinamiento en forma de hotel flotante: el GUNTU, que recorre el mar interior de Seto con sus 19 camarotes de lujo, mimando al viajero más exigente y aportándole la serenidad que a veces escasea en nuestro día a día.

Contemplación de la naturaleza, encuentros con nosotros mismos y el deleite de los cinco sentidos tienen un nombre: JAPON.

Anoche cubrí

mis hijos dormidos

y el ruido del mar.

Watanabe Hakusen

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